Por naturaleza, la mente está en constante agitación. Su sutil sustancia toma la forma y el color de todo lo que le ofrecen los sentidos, la imaginación, la memoria y las emociones. La intuición, el conocimiento discriminador, sólo se logra cuando la mente está en reposo, en el Aquí y Ahora. El Yoga aquieta la mente y se sirve de diferentes caminos para alcanzar esta evolución. Integrando respiración, concentración, movimiento fluido en series de asanas enlazadas, se experimenta quietud y flexibilidad, fortaleza, equilibrio en lo físico y en lo mental, revelando el brillo propio del Ser.